El desarrollo o crecimiento espiritual es el camino que cada uno de nosotros debemos de recorrer para alcanzar una vida plena y feliz.

Y en ese camino, esa meta suele estar acompañada de muchas dudas. Cuando procuras la guía y compañía de tus ángeles es más fácil, pues existe la garantía de que será lo mejor para tí y los tuyos.

En la vida siempre hay metas, y para tus àngeles la meta eres tú.

Ellos saben que a veces el camino se presenta muy duro y también conocen que esa no es la única forma.

El crecimiento espiritual es la capacidad que tú y yo poseemos (tenemos)  de saber que hay algo más de lo que podemos ver, es sentir la energía que nos rodea a todos, es ser más tolerantes, amables, compasivos, y no actuar ni vivir constantemente desde el miedo, desde el ego. ¡Y vaya tarea que nos toca!

Es aprender a ser lo que eres y actuar desde ese punto.

Saber que nuestras acciones son reflejo de nuestro interior, de lo que soy. Si somos espirituales, nos rodeamos de luz y de amor. Si no lo somos, nos apartamos de nuestra esencia y, por tanto, se torna todo más complejo. En terapia veo muchas personas que se encuentran en una carrera exitosa, pero a nivel personal se sienten vacíos. Descubren que  actuaron en automático todo ese tiempo, asumiendo responsabilidades, pero descuidaron lo más valioso; su ser, su espíritu, su alma.

Cuando trabajas con los ángeles te alineas con tus propósitos, tus metas, tus dones. Entonces; ¿no crees que tu crecimiento espiritual es la clave?

No has escuchado a personas que dicen: oye esa persona tiene un ángel bello, tiene una luz propia. Pues de eso se trata.

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